Eugenia Codina Desde mi ventana

jueves, 3 de marzo de 2011

El ganso que fue al médico

Miércoles por la tarde.

Salgo del St. Franciscus Gasthuis, el hospital donde me acaba de la inmunoterapia.

Me topo con un ganso intentando entrar por la puerta giratoria.

La hilaridad a mi alrededor es grande.

Una chica sentada en una silla de ruedas con la pierna escayolada, le dice a su acompañante: -Mira, éste también viene a urgencias-.

Un sexagenario con cara de malas pulgas, dice (a pesar de las malas pulgas): -Lo que me faltaba, voy a estar con un ganso en la sala de espera-.

Después de dar un par de vueltas con pinta de despiste, el buen ganso se marcha. Enfila por la carretera de salida del hospital provocando la irritación de los taxistas y los conductores de ambulancias que se ven obligados a sortearlo para no aplastarlo.

Al fin y al cabo estamos en el país del Partido de los Animales. Una infracción de este tipo sería imperdonable.

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