Eugenia Codina Desde mi ventana

domingo, 30 de mayo de 2010

Hoy se ha averiado la cafetera

La vista desde la ventana de mi cocina

Esta mañana, al despertarme, lo primero que he olido es el aroma del café que invadía todas las habitaciones de la casa. El olor me ha llevado inmediatamente a la casa de mi infancia y a las mañanas barcelonesas.

La razón de esta oleada de nostalgia es que mi marido había hecho el café con la cafetera italiana que compramos una vez en España para casos de emergencia ya que desde hace años usamos una cafetera express. Ayer se averió y la tuvimos que llevar a una tienda especializada así que tuvimos que desempolvar la fiel e infalible cafetera italiana.

La cafetera italiana que sale en casos de emergencia

Este movimiento de la memoria desencadenado por el olor me ha recordado una investigación que publicó el año pasado Mark Saunders de Habitat (la tienda de muebles) sobre los ¨Los olores del hogar¨. Según su estudio los olores que los participantes en la investigación (4.000) asocian con el hogar son los diez siguientes:
1. Ambientador
2. Detergente
3. La cena de ayer por la noche
4. Productos de limpieza
5. Animales domésticos
6. Café
7. Velas
8. Tostadas
9. Perfume y aftershave
10. El asado del domingo

Cuando leí esta lista me llamó la atención lo locales que son estos olores. El olor a tostada, las velas y el asado del domingo no son olores que se encuentran en los hogares de todos los países. Es lógico porque los encuestados eran todos británicos.

Mi reacción al café hecho con percolador indica que los olores que emanan de la cafetera de goteo o de filtro que se usa en la mayoría de hogares holandeses, y de la cafetera express son distintos. La forma de cocinar, con mantequilla o con aceite de oliva, influye también en el olor que impregna los hogares. En Estados Unidos, las casas que he visitado huelen a algún ambientador que me tiene que sugerir navidades de manzana y canela o primavera con fresias y jacintos. Aclaro que solo conozco hogares en San Francisco, una de las ciudades más civilizadas y esnob de todo el continente americano.
Las calles de San Francisco, en cambio, huelen a Chinatown, una zona donde se fríe, se asa y se laca cualquier animal que anda, salta, nada o repta.
Y esto me lleva a la siguiente pregunta:¿Cuáles son los olores de cada país? Recuerdo que la primera vez que estuve en Holanda pensé que olía ¨a Holanda¨: una mezcla de grasas vegetales para freír y a tabaco de liar. Inglaterra huele a Inglaterra, una mezcla de humedad y moqueta gastada. España huele a España, a estos bares con olor a fritanga y café que proliferan en todas las ciudades.

Cundo considero esta localidad de los olores me sorprende el éxito de las cocinas tecnoemocionales que juegan con los recuerdos del olfato y el gusto de los clientes. Si para mí la mañana barcelonesa huele a café y a tortilla y, y para mi amiga Yor, nacida en Shri Lanka es el olor a grano largo y té, me pregunto cómo los Ferran Adriá de este mundo consiguen pillar de sorpresa a sus clientes globales con sus surrealistas combinaciones de sabores, texturas y olores.

Supongo que ahí es donde radica el arte del verdadero creador.

3 comentarios:

PUTXI dijo...

Doncs segons la Vicky Beckham, Espanya fa olor a all, ja ja ja. Pobreta amb lo fina que és, ja ja ja.

Una abraçada

Eugenia dijo...

I aixó que la Beckham no ha menjat res des de el 1999 per no engreixarse!

Eugenia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.