Eugenia Codina Desde mi ventana

sábado, 12 de septiembre de 2009

Los Senior Games 2009 por fin en Europa


Antiguo gimnasio al lado del que acudo actualmente. En el barrio de Kralingen en Rótterdam

Ayer fui de nuevo al gimnasio, como cada viernes. Voy tres veces a la semana. Voy al mismo gimnasio desde hace veinte años. La empresa donde trabajo me ayuda a pagar la cuota como incentivo para que los empleados se mantengan en forma... y rindan más.
A pesar de que no solo mi cuota sino también la de mi pareja esté muy rebajada no veo a ninguno de mis colegas sudando en las bicicletas fijas o haciendo aerobics. Durante un tiempo vi a una recepcionista y el director del centro, los dos de más de cincuenta años, pero incluso estos dos mohicanos han desaparecido.
Mis compañeros de trabajo, está claro, no tienen tiempo de ir al gimnasio. Los de veinte años porque deben hacer otro tipo de deportes o porque no creen que les haga falta hacer ejercicio. Los de treinta porque están ocupados con los niños pequeños y la combinación de trabajo y vida familiar. Yo a veces también me pregunto si tiene sentido seguir yendo si no consigo parar el tiempo, al contrario, cada vez hay más partes del cuerpo que me dejan en la estacada, como el lumbago que me fulminó en agosto de este año.
Siendo pragmática, la única respuesta que encuentro es que, sin el gimnasio aún estaría peor.
Alguien me dijo una vez: hasta los treinta años tienes el cuerpo que te ha tocado y después de los treinta el que te mereces. Esta es la razón por la que me preocupa la ausencia de mis compañeros más jóvenes en el gimnasio. Y me preocupa ver lo que comen los niños en las escuelas que visito. Estas generaciones nuevas no son las mismas que las del sigo XX, sobrevivientes de guerras mundiales y civiles, de los primeros antibióticos y vacunas. Actualmente no hace falta hacer esfuerzo físico para trasladarse o para jugar con los amigos, ni hay límites en la cantidad de azúcares y grasas inútiles que se pueden comer. La Organización Mundial de la Salud calcula que para el año 2015 habrá en el mundo 2.300 millones de adultos con sobrepeso y obesidad.
Es imprescindible en estas circunstancias saber como funciona el propio cuerpo. ¿Y dónde se aprende esto?

En cambio hoy, 12 de septiembre es el último día de los primeros Senior Games europeos. Esta primera edición se ha celebrado en Zeeland, una provincia holandesa. Los Senior Games han contado con dos mil participantes de 32 países. Todos ellos de más de cincuenta años. Tal como contaban algunos de los participantes, lo importante es seguir haciendo deporte aunque no sea el mismo tipo que se hacía de más joven. Si fallan las rodillas, se hacen pesas, si falla la espalda, natación. Es cuestión de seguir adaptándose.

El logo de estos primeros juegos celebrados en Europa

Una de las estrellas ha sido el escritor holandés Tim Krabbé que ha ganado una medalla de oro en ciclismo. Krabbe tiene 65 años.
Tim Krabbé es UNA de las estrellas pero no la más refulgente

Me llama especialmente la atención el que estos juegos ya se celebran en Estados Unidos desde 1987. Es decir, los senior americanos ya llevan más de veinte años compitiendo. O dicho de otra forma, ¿por qué en Europa hemos tardado veinte años en celebrarlos?.
No creo que se pueda explicar solamente aludiendo al consabido culto a la juventud de la sociedad americana. En una sociedad donde cada individuo se define a sí mismo, si así lo desea, también lo hace en la forma de envejecer. En Europa tenemos ideas fijas sobre la edad de la jubilación y lo que esperamos de nuestros mayores. En Estados Unidos, donde hay menos presencia del estado protector al estilo europeo, los mayores se ven obligados a seguir activos, así que pueden seguir su camino, ya sea trabajando, divorciándose y casándose de nuevo o empezando a jugar al tenis después de la jubilación.

Roger Gentilhomme, la estrella indiscutible de los Senior Games 2009 europeos

Sino, miremos el caso de Roger Gentilhomme, la verdadera estrella de los Senior Games. A sus cien años sigue jugando al tenis cada día, deporte en el que se inició a los sesenta y cinco años. Hasta ahora ha participado en todas las ediciones de los juegos organizados en Estados Unidos. Gentilhomme, no solo tiene un apellido maravilloso, sino que además tiene su propia página web www.gentilhomme.com y se encuentra en Facebook. El hombre está al día y está claro que no hace lo que la sociedad espera de él. Hace lo que quiere. Por esto debe haber llegado a esta impresionante edad en esta, aún más, impresionante forma.

Así que mis viajes al gimnasio durante estos años no han sido más que un ensayo de la cantidad de ejercicio físico que puedo hacer a partir de ahora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seguramente te interesará saber que hemos publicado traducida al español la gran novela de Krabbé De REeener, traducida como EL CICLISTA. Es en Los Libros del lince
(www.loslibrosdellince.com)
Enrique Murillo,
editor