Eugenia Codina Desde mi ventana

domingo, 7 de diciembre de 2008

Los regalos hay que merecerlos


Ayer, 6 de diciembre fue el cumpleaños de San Nicolás. Para celebrarlo trajo regalos a los niños y adultos que se portaron bien durante el año.
Sinterklaas, como se llama en holandés, no se conforma con traer un regalo. También ha escrito un poema en el gran libro que siempre lleva consigo, en el que rememora todo lo que ha hecho este año el que recibe su regalo. Y para hacerlo aún más personal, Sinterklaas no lo he empaquetado con papel de regalo sino que lo ha escondido dentro de una sorpresa, llamado ´surprise¨ cuyo objetivo es hacer lo más dificil posible para el que recibe el regalo el poder abrirlo. La surprise además, se refiere al contenido del regalo en sí o a alguna carácterístia de la persona que lo recibe.

La laboriosidad protestante se refleja en esta fiesta, aunque no todos los que la celebren sean necesariamente creyentes. Aquí no hay lugar para improvisaciones católicas. No está bien visto que uno se escabulla de la situación gastando mucho dinero en un regalo, tal como podemos hacer en el Sur de Europa. Incluso esta puerta de escape está cerrada porque es muy normal llegar a un acuerdo sobre el máximo de dinero que se va a gastar cada uno para el regalo. La cantidad puede variar entre los10 y los 50 euros. Es decir, lo que tiene valor es el esfuerzo que ha puesto el que regala, no tanto en el valor del regalo en sí.

El resultado es que esta fiesta, otrora una fuente de placer y unión familiar, se ha convertido en una de las fuentes de estrés más importantes. En las listas de factores que povocan más tensión en los holandeses se cuenta la fiesta de Sinterklaas con sus poemas y sus paquetes.
La vida moderna, con su combinación de familia y traabajo, no tiene demasiado lugar para una fiesta que exige tiempo y esfuerzo personal.

Este breve vídeo refleja como se sienten muchos holandeses durante los primeros días de diciembre: a esta escena hay que añadir tres hijos y dos empleos.

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