Eugenia Codina Desde mi ventana

lunes, 20 de octubre de 2008

El padre de todos los ciudadanos


Veo el nombre de la ciudad de Rotterdam en los periódicos europeos. La razón es el nombramiento de Ahmed Aboutaleb como nuevo alcalde de la ciudad.

Es cierto que Ahmed Aboutaleb se convierte en el nuevo alcalde de Rotterdam a partir de enero del 2009. También es cierto que la nominación ha despertado controversia.
Para los habitantes de Rotterdam hay varias razones para dudar de la idoneidad de Aboutaleb. Para empezar, es de Amsterdam y además es hincha del Ajax, el equipo de fútbol de Amsterdam eterno rival del Feyenoord.. Es como si Gallardón se convirtiera en el alcalde de Barcelona.

Porque la cuestión es que en Holanda al alcalde no le eligen los ciudadanos sino la corona. Una comisión cerrada de los partidos en el gobierno propone unos cuantos candidatos que se eligen a puerta cerrada. De ahí la indignación de muchos ciudadanos de Rotterdam.

La discusión sobre la elección del alcalde viene de lejos. Ya se han propuesto varios planes para que el alcalde sea elegido por referendum pero a la hora de la verdad, la historia pesa más. Según la tradición el alcalde es el burgemeester o burgervader, es decir, el ciudadano maestre o el ciudadano padre. Esto quiere decir que tiene que ser alguien que esté por encima de las esacaramuzas partidista. El alcalde, como la corona, tiene que seguir poder mandando independiente del color del ayuntamiento. La realidad ha adelantado esta idea porque los partidos con mayoría de votos quieren poner a sus candidatos. El partido mayoritario en este momento tanto en Amsterdam como en Rotterdam es el PvdA, el partido socialdemócrata, en el que milita Aboutaleb.

(Ahmed Aboutaleb en su época de concejal en Amsterdam junto a Job Cohen, alcalde de Amsterdam)

El hecho de que Aboutaleb sea musulmán levanta no pocas cejas, pero esto no es lo que cuesta más de aceptar. En el ayuntamiento de Rotterdam había hasta este momento dos concejales abiertamente musulmanes, Orhan Kaya (Integración y Cultura) y, Hamit Karakus (Vivienda y Urbanismo) el cual fue nombrado el año pasado político del año en la ciudad. En Amsterdam hay también varios concejales musulmanes, e incluso, Aboutaleb, en su momento fue concejal en dicha ciudad.
Y el acalde de Amsterdam, Job Cohen es de confesión judía, cosa que no pone en ningún momento en duda su lealtad a Holanda. A pesar de los comentarios radicalizantes de Geert Wilders del PVV (Partido de la Libertad) que está frontalmente en contra de un musulmán en un cargo público nacional, la mayoría de los holandeses está acostumbrada a "aguantar", es decir tolerar, a otras religiones. Hay un dicho holandés que reza:¨ Un holandés una fé, dos holandeses una religión, tres holandeses, un cisma¨. Holanda tiene una gran tradición de fragmentación de las religiones y el mirar a otro lado es un reflejo natural en la mayoría de los ciudadanos.


(La Mezquita Mevlana en Rotterdam. En este blog hay hermosas fotos de la ciudad.)

El problema de fondo con Aboutaleb es el hecho de que tiene dos pasaportes, y que como alto funcionario y político se puede ver entre dos fuegos. Tener dos pasaportes no constituye ningún inconveniente para un ciudadano de a pie o para los políticos locales pero es más complicado cuando atañe a un político nacional.
Esta preocupación no es infundada. El gobierno marroquí ha intentado presionar a sus súbditos en cargos importantes para conseguir sus favores. Hace un mes un alto funcionario de la policía holandesa (de origen marroquí) fue despedido por espiar para los servicios secretos de este país. Este tipo de incidente, que emerge en las noticias de vez en cuando, deja una impresión negativa sobre el gobierno marroquí y crea desconfianza entre la población.

Aboutaleb no puede renunciar a su nacionalidad porque no lo permite la ley marroquí. Pero si Holanda fuera Estados Unidos, Aboutaleb hubiera hecho algún gesto público para renunciar a su identidad marroquí. Aquí no lo hará nunca, ni les gustaría a muchos holandeses que lo hiciera, porque rompe con la imagen de tolerancia que los holandeses tienen de sí mismos. Para no hablar del resquemor que esto levantaría entre los ciudadanos que se sienten aún más marroquíes que holandeses. Porque lo que ocurre en Holanda es que el pasaporte ya no es el nexo de unión entre los ciudadanos.

La realidad es que, Aboutaleb va a tener muchas dificultades para ganarse la lealtad de los roterdameses, conocidos por ser muy directos y poco dados a florituras. El sentimiento que domina en este momento es que la clase-regente-políticamente-correcta de La Haya, les ha metido un gol al endosarles su emigrante-modélico-integrado-con-éxito sin consulta popular previa.

No parece justo por parte de su partido que hayan puesto a un buen y concienzudo político, como es Aboutaleb, en esta tesitura



2 comentarios:

Inés dijo...

Cuanto más y más te leo, más me gusta leerte. Excelente artículo.
Besos,
Carmen

Eugenia dijo...

Gracias. No hay como tener excelentes lectores.

Quesos,

Eugenia